Con un jurado formado por representantes de cada uno de los centros educativos del municipio, de la biblioteca y del Ayuntamiento, el fallo con las obras ganadoras de 2020 se hizo público el 8 de marzo DE 2020.
Las obras participantes en la categoría de poesía fueron: «Sin que el hombre haga nada», de María Jesús Alcázar Martínez; «Esa mujer», de Esther Martínez Romeral; «El cuerpo de la mujer es arte» de Marta Ayuso Calero; «Está despertando», de Segundo Michael Urgilés.
En la categoría de prosa o relato corto participaron: «La modistilla», de Antonia Ayuso Mora; «La mariquita», de María Jesús Alcázar Martínez; «La realidad del recuerdo», de Antonia Ayuso Mora; «La vida sigue para nosotras», de Gema Puertas Díaz; «Mis vivencias», de Pilar Sacristán Belinchón; «Ella y su muro de sonrisas», de Susana García-Fraile Huertes; «Magia en tu mirada», de Carmen Serra Trujillo .
A continuación compartimos las obras ganadoras en las distintas categorías:
«MAGIA EN TU MIRADA» DE CARMEN SERRA TRUJILLO, obra ganadora en la categoría de relato cortoDesde la ventana del hospital, mirando hacia afuera, en un atardecer lleno de tonos anaranjados, me voy dando cuenta de que la vida se te escapa poco a poco, que ya no sumas, sino que restas, que en unos días va a ser tu cumpleaños, y deseo de todo corazón que llegues, que los cumplas, pues tu máximo deseo ha sido llegar a tus ansiados cien, a ese siglo de vida, lleno de vivencias, de buenos y malos momentos, de risas, de llantos, de abrazos prolongados, de besos incontables, y de arroces de domingo.
Y cómo no, de miles y miles de consejos que guardo en mi corazón como si fuera un tesoro. Admiro tu capacidad de haber sido siempre la matriarca de la familia, de haber puesto a todos en su sitio cuando ha sido necesario, de haber creado amor solamente con tu presencia. Siempre has sido un referente para mí, porque más que mi abuela has sido mi madre, mi amiga, mi faro, mi guía, el espejo en el que mirarme.
Has ayudado sin pedir nada a cambio, a todos y cada uno de los que alguna vez lo han necesitado, con una sonrisa en la cara, con un saber estar increíble y con un tesón inquebrantable.
Y aquí estamos, en el hospital, en esta habitación tranquila, en la que las horas pasan muy lentamente, y en la que tienes a todo el personal rendido a tus pies, con tu humor, tus anécdotas de vida, tus refranes, tus chascarrillos, y sobre todo tu alegría, que lo inunda todo, que da vida a cada momento, a cada situación, a cada visita del médico, y que está llena a diario de gente que te quiere, que te trae tus revistas preferidas, tus yogures, y que te ven sonreír y aferrarte a la vida cada hora, cada segundo.
En nuestros corazones sabemos que te queda poco, que te vas apagando como una vela, pero que pese a todo no dejas de ser tú, tan sencilla, tan risueña, tan especial, tan lianta cuando quieres, y tan libre como el viento.
Sonrío para mis adentros cada vez que viene el médico y le preguntas lo mismo: “¿Cuándo me voy a casa?, esta cama no me gusta, prefiero la mía” Y él te responde que pronto, que no te preocupes, que te has de recuperar bien. Yo sé que esta vez no vas a volver a casa, pues tu corazón está demasiado débil ya, pero verte con esas ganas de vivir y esa fortaleza inusual en una persona de tu edad, me hacen quererte aún más, admirarte, respetarte y gritarle al mundo:” ERES UNA CAMPEONA”.
En estos días, lees tus revistas, nos cuentas tus vivencias, le das la bronca a tu osito por darte mala noche, y no paras de insistir en que quieres irte a casa, y yo te cojo la mano y te intento mentir, aunque sé que no te la cuelo, pues a lista no te gana nadie.
Y llega el ansiado día, el de tu cumpleaños, y ahí estás, deseando cumplir ese siglo entero, y jamás mientras viva se me va a olvidar tu mirada cuando soplas las velas, con las pocas fuerzas que te quedan, aferrándote a la vida de una forma brutal, como solamente guerrreras como tú saben hacer.
Te lo mereces, te lo has ganado, lo vives, lo disfrutas, y cada bocado de tarta que te comes te sabe a emoción, a vida, a recuerdos, a amor, a más de 36.500 días con sus noches correspondientes, llenos de experiencias que llevas en tu mente y en tu corazón.
Y como no podía ser de otra forma, por tu forma de ser y tu carisma, me pides que vaya a comprarle galletas y un bizcocho al equipo médico, que te están tratando de lujo, para que lo disfruten a tu salud, pues todos son muy buenos y cariñosos, y se lo merecen.
Y allá que voy, y cuando se lo llevo, veo en sus ojos la tristeza, pues ellos más que nadie saben que tu final está cerca, y como te haces querer allá donde vas, lo sienten, y me dan las gracias de una forma muy sincera, y me dicen que tu corazón está muy débil, pero muy feliz, que nunca lo dude.
Y en cuestión de horas, y sabiendo que ya los tienes, que has cumplido tu ciclo aquí, y que lo que llevabas esperando tanto tiempo se ha hecho realidad, te vas despidiendo, eres consciente de que te vas, y así me lo haces saber, y yo no puedo hacer nada más que cogerte la mano fuertemente, decirte que te quiero con locura, que no pasa nada, que estoy ahí, que eres la mujer más valiente que he conocido nunca, y llenarte de besos esa cara tan risueña.
Llamo al médico, y me dice lo que no quiero escuchar, que vas a entrar en un sueño profundo, del que ya no vas a despertar, pero que no vas a sufrir, que te irás tranquila, rodeada de los que te queremos, y que has vivido con muchas ganas y fuerza, pero que ya necesitas relajarte.
Y aún siendo consciente de ello, cuando llega el momento, y el monitor emite ese pitido de adiós, te miro y durante unos segundos, abres los ojos, veo la magia en ellos, el agradecimiento, el amor profundo, y me miras, y enseguida los vuelves a cerrar, y esta vez sí, para la eternidad.
Entonces mi corazón se parte en mil pedazos, se llena de un dolor brutal, y las lágrimas que resbalan por mis mejillas van a caer a tus manos, esas que me han abrazado tantas veces, y me han reconfortado cuando más lo he necesitado, y sin saber cómo, siento paz, es una sensación extraña, de serenidad, de darte las gracias por haber vivido y haberte ido como lo que siempre has sido, una señora, una mujer valiente, adelantada a tu tiempo, y con una sonrisa permanente en la cara.
Gracias por tu lección de vida, y gracias a mujeres como tú, que nos han abierto el camino a las que quedamos aquí, y aunque todavía queda mucho por recorrer, no debemos olvidar que gracias a vosotras ahora somos más valientes, más luchadoras, más guerreras.
Si hace un siglo nacieron mujeres así, no cabe duda que las que nazcan dentro de un siglo tendrán vuestro ejemplo a seguir, vuestras raíces, y cuando se vayan dejarán un legado cada vez más amplio, con más fuerza y con más garra, porque así es, se recoge el testigo de las que se fueron, para dejarlo a las que vendrán.
«ESTÁ DESPERTADO» DE SEGUNDO MICHAEL URGILÉS, obra ganadora en la categoría de poesía
Amanece, y ya está despertando,
leves latidos se escuchan a lo lejos,
un murmullo manso interrumpe el silencio
y en calma, va resurgiendo con fuerza y sin miedo.
Lleva consigo la herencia de pueblos orgullosos,
valientes conquistadores que atravesaron los mares,
fundadores de ciudades y soldados vigorosos
que con altivez y gallardía dieron la vida por su patria.
Sí, está despertando; Y los clamores del pasado aún resuenan en su cuerpo, Su piel está impregnada con el sello invisible del tiempo, que contiene la historia de todos aquéllos. Que por la igualdad y libertad sin más derecho fueron muertos. Ahora, ella se despierta pero no está sola, pues miles y millones la cuidan y respaldan, atrás quedó la oscuridad y el estar callada. Se cambió por la tolerancia y el respeto antaño soñadas. Clamores de victoria y muestras de algarabía, que celebran al unísono este gran triunfo, de encontrarse este día aquí todos juntos, en honor a la mujer hermosa que nos entrega la vida. Agradecidos y llenos de amor nos regocijamos en su presencia, de tan majestuosa y maravillosa existencia, que convive entre nosotros por la gracia de Dios.