Este año se cumple el 150 aniversario de un acontecimiento a partir del cual, España entraría en un nuevo tiempo político. El protagonista fue el General Juan Prim, un militar que, después, se convertiría en el presidente del Gobierno de España. Su levantamiento partió de un pequeño municipio madrileño, Villarejo de Salvanés.
Villarejo de Salvanés abre las fiestas populares convirtiendo la vieja casa de la Tercia en un libro de historia, para que los vecinos conozcan uno de los sucesos más relevantes que ocurrieron en el municipio, y que el mismo Benito Pérez Galdós retrató en los episodios nacionales.
En este edificio, hace ahora 150 años, tuvo lugar una concentración de tropas sublevadas contra Isabel II, con la intención de derrocarla del trono. Fue el comienzo de un intento de golpe de Estado que estaría liderado por uno de los políticos y militares más carismáticos de la historia reciente de España, Juan Prim.
En España se vivían tiempos revueltos, con constantes cambios de gobierno, golpes de estado. Reinaba Isabel II de Borbón, y gobernaba la Unión Liberal de Leopoldo O’Donnell, bajo un clima de descontento importante.
El general Prim y otros como Milans del Bosch o Manuel Pavía, fueron organizando un golpe de estado mediante el alzamiento de varios cuarteles, a la espera de que otros más fueran uniéndose a la sublevación.
El punto de encuentro fue Villarejo de Salvanés, y lo fue por su ubicación estratégica: un pueblo a 50 kilómetros de Madrid, y en el camino de Valencia, buena vía en caso de huida.
En Villarejo de Salvanés debían reunirse, con Prim, los regimientos de caballería de Calatrava y Bailén, procedentes de Aranjuez y Ocaña, todo en coordinación con las fuerzas de caballería de Alcalá de Henares y con otros cuarteles de España.
Pero O’Donnell, ya estaba moviendo ficha con sus más fieles al mando del general Zavala. El caso fue, que a la cita con Prim, excepto los regimientos de Calatrava y Bailén, nadie más acudió.
Prim, aún con solo Seiscientos ochenta y cuatro hombres, y una irregular cuadrilla de paisanos armados pretendió dirigirse a Madrid. Pero los sublevados abandonaban por el camino. No había garantías de éxito. Prim tuvo que huir hacia Portugal, perseguido por unidades del gobierno que, sin embargo, le dejaron marchar sin demasiados problemas.
O’Donnell declaró el estado de sitio en Madrid y Castilla, censuró la prensa y cerró algunos círculos progresistas como el Ateneo de Madrid. Fusiló a varios alzados en armas, pero ninguno de los generales implicados.
Fue una insurrección fallida, pero fue el primer paso para desarticular un régimen inviable y marcado por la corrupción. Dos años después, en 1868, se producía una gran revolución, conocida como La Gloriosa, que derrocaría a Isabel II, dejando paso al reinado de Amadeo I de Saboya y, después a la proclamación de la Primera República.
Ahora, en este 150 aniversario, el municipio recuerda, en el mismo escenario de aquella revuelta, lo que ocurrió, en una muestra que lleva por título: Prim 1866, el día de la sublevación y que incluye documentos del archivo del Ayuntamiento de Villarejo de Salvanés, donde se puede ver como el propio ayuntamiento del momento tuvo que hacerse cargo del avituallamiento de soldados rebeldes y tropas, gastos que luego nadie le pagó, así como ejemplares de los Episodios Nacionales, sables del siglo XIX y utensilios cotidianos de la época y, especialmente, panales explicativos que convierten a la Casa de la Tercia en un gran libro de historia.